03 de junio de 2008

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    03 de junio de 2008

  • Por la defensa del petróleo y la Soberanía Nacional

  • Dra. María Fernanda Campa Uranga, Investigadora de la UNAM


    Ing. José Eduardo Beltrán Hernández, Presidente de la Comisión de Ciencias Políticas y Sociales de la Academia Mexicana de Ciencias, Artes, Tecnología y Humanidades


    Ing. Ricardo Prian Calleti, miembro Fundador y Ex Presidente "IE"



  • En apoyo a las iniciativas de Calderón

  • Adrián Lajous Vargas, Presidente de la Junta de Gobierno del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford


    Carlos Morales Gil, Director General de PEMEX Exploración y Producción

    Ponentes en Defensa del Petróleo y la Soberanía Nacional
  • Dra. María Fernanda Campa Uranga
  • Ing. José Eduardo Beltrán
  • Ing. Ricardo Prian Calleti
  • Ponentes en apoyo a las reformas de Calderón
  • Adrián Lajous Vargas
  • Carlos Morales Gil
    En elaboración
    Entrevista al Ing. Ricardo Prian Calleti

    Entrevista a la senadora Yeidckol Polevnsky

miércoles, 4 de junio de 2008

Sí a una reforma petrolera

Eugenio Anguiano
4 de junio de 2008

El tema de la reforma petrolera propuesta por el gobierno de Felipe Calderón se ha discutido hasta el cansancio en diversos frentes: audiencias en el Senado de la República; debates en la Cámara de Diputados; conferencias y proclamas de partidos políticos y sus coaliciones transitorias; televisión, radio y prensa escrita; reuniones académicas, etcétera. Esas discusiones en su mayoría han sido unilaterales, porque se efectúan en foros sesgados hacia posiciones preestablecidas y refractarias al razonamiento, trátese de los organizados por el gobierno y quienes lo apoyan —grupos empresariales y el PAN—, o los armados por la oposición a las iniciativas gubernamentales, en particular los foros del PRD y del FAP.


Ha faltado un diálogo en el que se expongan argumentos fundamentados y donde los participantes estén dispuestos a escuchar en vez de descalificar de antemano. Y no parece viable que el periodo de consultas puesto recientemente en marcha sea el instrumento adecuado para establecer ese diálogo, ello debido a la forma en la que el gobierno ha tratado de manipular la discusión pública; tampoco creo que una consulta popular a la manera como el PRD y las autodenominadas “fuerzas progresistas” acostumbran efectuar sea el mecanismo para encontrarle la cuadratura al círculo de una necesaria transformación de la industria petrolera del país y del sector energético en su conjunto.


En cuanto a que la reforma de la industria petrolera es indispensable e impostergable, parece no haber discrepancias entre los diferentes grupos, dado el prolongado estancamiento de la empresa estatal Pemex y la decadencia de las reservas probadas de crudo, por citar solamente dos de los más grandes problemas. Si se mantuvieran sin cambio las formas en que se explota, procesa, comercializa y aprovecha el recurso natural y no renovable de los hidrocarburos, la próxima generación de mexicanos carecerá de este elemento estratégico, y no habrá base alguna de participación de México en la transición energética que ya está viviendo el mundo.


El mayor defecto de las iniciativas de reforma presentadas por el Poder Ejecutivo es la cortedad de miras sobre la industria petrolera nacional y sobre el futuro de la energía en México. Aun aceptando, sin conceder, que la estrategia oficial es la adecuada para abordar el espinoso problema de transformar a Pemex, la forma propuesta para llevar eso a cabo es bastante chata. Se ha tratado de convencer a la opinión pública de la ingente necesidad de dotar a la empresa de alianzas con el capital privado.

Se arguye la incapacidad económica y tecnológica de la misma y del Estado para movilizar recursos suficientes con los cuales revertir la disminución de las reservas de petróleo, lo que se haría a partir de la localización y eventual explotación de los tesoros escondidos en aguas profundas del Golfo de México; se dice también que la modificación de las leyes reglamentarias subsidiarias para hacer posible esa alianza estratégica de Pemex con empresas privadas no atenta contra la Constitución, la que de cualquier forma está ya parchada con los cientos de reformas que se le han introducido en sus 91 años de vida.


Ni las propuestas del Ejecutivo dejan incólume el sacrosanto artículo 27 constitucional, ni lo asentado en el mismo garantiza que el usufructo del petróleo sea realmente en beneficio nacional. Tampoco es cierto que la solución en estos momentos sea perforar en aguas profundas, cuando existe una masa de reservas contingentes considerables en aguas someras y en zonas terrestres explotadas desde que iniciaron las extracciones de hidrocarburos en México.

Recientemente escuché de Adrián Lajous, ex director de Pemex y uno de los más connotados expertos en la economía del petróleo, una muy clara explicación de la tendencia decreciente e inexorable de las reservas totales del país, y de la posibilidad de dedicar recursos económicos y tecnológicos a la administración de esa decadencia. De esa masa de reservas contingentes es posible recuperar proporciones viables de aceite, acción que alargaría por unos años más la existencia de recursos petrolíferos, mientras gradualmente se construye el esquema para la exploración en aguas profundas, ya en el largo plazo.


Necesitamos una profunda reforma energética, de Pemex y de toda la industria, por la que se modifiquen patrones de consumo y sesgos exportadores, y se avance hacia un desarrollo sustentable de la energía.




Profesor investigador de El Colegio de México

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